Con la cabeza destrozada por impactos de arma de fuego, el cuerpo de Wurtin A. F., de 48 años, fue hallado la tarde-noche del jueves en terrenos de cultivo del ejido de San Diego, en el municipio de Quecholac, Puebla. El hallazgo fue reportado por un campesino que alertó a las autoridades tras escuchar múltiples detonaciones de arma de fuego.
Elementos de la Policía Municipal y Estatal acudieron al sitio luego de recibir el reporte. Al llegar, un hombre les hizo señas y los condujo hasta el cadáver, afirmando que la víctima era su amigo. El cuerpo yacía boca abajo en el exterior de un invernadero sin nombre, con masa encefálica expuesta debido a los disparos en la cabeza y rostro.
El occiso vestía una gorra negra con detalles blancos y rojos, camisa de manga larga gris, cinturón café con hebilla metálica de la marca Wrangler y tenis blancos. Además de los impactos en la cabeza, tenía heridas de bala en el glúteo izquierdo y en la cintura del lado izquierdo. No se observaron hematomas ni otras lesiones visibles.
En el cuerpo se identificaron varios tatuajes: en el pectoral izquierdo la leyenda “Wurtin”, en la espalda el apellido “Arellano”, en el hombro izquierdo la figura de la cabeza de un caballo y en el brazo izquierdo la imagen de una mujer con la palabra “Estefanía”.
Personal de la Fiscalía General del Estado, a través de la Coordinación Especializada en Investigación de Homicidios Dolosos, realizó las diligencias correspondientes y el levantamiento del cadáver, trasladándolo al anfiteatro de Tecamachalco para la necropsia de ley. La carpeta de investigación iniciada por este caso es la FGEP/CDI/CGEIHD/TECAM-1/00041/2025.
Por la brutalidad del ataque y el tipo de lesiones, se presume que el homicidio se trató de un ajuste de cuentas entre grupos delictivos que operan en la región, aunque las autoridades no descartan otras líneas de investigación. Hasta el cierre de esta edición, no se tiene información sobre los responsables del crimen.
