Un aparatoso operativo interinstitucional encabezado por la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) en la zona del Oasis de Valsequillo derivó en el aseguramiento de más de 50 vehículos presuntamente relacionados con delitos. Sin embargo, fuentes ciudadanas cercanas al caso afirman que todo se trata de un pleito entre familiares y que la FGE habría caído en una denuncia fabricada como parte de una venganza.
Los hechos ocurrieron el pasado sábado en un inmueble de la calle Lago de Valsequillo, en el área conocida como Oasis. En ese lugar la FGE, con apoyo del Ejército, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, realizó un cateo tras la denuncia de robo de un vehículo Chevrolet amarillo, modelo 2014, con placas de Tamaulipas.
Oficialmente, se informó que dicha unidad fue robada el 18 de julio de este año y que en el inmueble cateado no sólo fue encontrada, sino que también se aseguraron 28 automóviles más (compactos y camionetas), 22 motocicletas, dos remolques y una lancha.
Pero vecinos y fuentes ligadas a los propietarios del predio aseguran que la historia de la Fiscalía tiene muchas lagunas. Según esas versiones, un hombre que fue excluido por su propia familia de los negocios que manejaban, estaría detrás de esta “maniobra legal”.
Como parte de su plan de represalia, habría acudido a la Fiscalía para denunciar el supuesto robo del auto amarillo, aun sabiendo que ese vehículo lleva al menos seis meses sin moverse del lugar, hecho que —dicen— puede comprobarse con grabaciones de cámaras de vigilancia.
La FGE, sin conocer este contexto, habría dado validez a la denuncia y ejecutado el cateo, en donde según los ciudadanos no hay vehículos robados, sino una disputa familiar malintencionada.
La investigación continúa, pero ahora hay dudas sobre el trasfondo real de esta acción ministerial.