La mañana de este viernes, el temor ciudadano volvió a encenderse en la junta auxiliar de La Resurrección, en Puebla. Minutos después de las ocho de la mañana, una vecina reportó a medios de comunicación y a las autoridades la presencia de unas bolsas negras de basura abandonadas sobre la carretera a La Resurrección, a la altura del puente de piedra.
Lo que encendió la alarma fue que una de las bolsas tenía una forma “humanoide”, lo que hizo pensar a la denunciante que podían tratarse de restos humanos. De inmediato pidió la intervención de las corporaciones policiales para confirmar o descartar la versión.
Elementos de la Policía Estatal acudieron al sitio y localizaron el montón de bolsas, enfocándose en la que coincidía con la descripción. Al rasgarla para inspeccionar el contenido, se encontraron con que no eran partes humanas, sino un cerdo muerto que había sido abandonado dentro.
La situación, aunque descartó un hecho de violencia, no dejó de indignar a los vecinos, quienes reclamaron la falta de responsabilidad de quienes arrojaron el animal de esa forma. Señalaron que, de no retirarse de inmediato, el cuerpo del cerdo comenzaría su proceso de descomposición, generando malos olores y riesgos sanitarios.
El hallazgo dejó claro que no hubo delito qué investigar, pero sí evidenció la persistente práctica de tirar animales muertos o basura en la vía pública, un problema que afecta la imagen, la limpieza y la salud de las comunidades.
Aunque la alarma inicial apuntaba a un caso de violencia, esta vez se trató de un acto de irresponsabilidad ciudadana.