Un ataque directo acabó con la vida de Alejandro M. P., de 53 años, conocido en la zona como “El Chatarrero”. Aunque oficialmente se dedicaba a la compra y venta de fierro viejo, fuentes policiales señalan que también estaba ligado al robo de vehículos, motocicletas y al narcomenudeo en la región de Coronango, indicaron fuentes policiales a este diario.
El crimen ocurrió la tarde de este jueves en la calle Mirador de San Francisco Ocotlán. Testigos reportaron ráfagas de fuego y, al salir, encontraron a Alejandro tirado en la banqueta, ensangrentado. Paramédicos confirmaron que ya no contaba con signos vitales. Recibió dos impactos de bala: uno en el abdomen y otro en la cabeza.
En la escena del crimen fueron localizados casquillos calibre .223, propios de rifles de asalto AR-15. Vecinos señalaron que los agresores fueron al menos tres sujetos que se desplazaban en un Volkswagen Vento color rojo con vidrios polarizados, desde el cual descargaron las ráfagas contra la víctima antes de huir a toda prisa.
Fuentes policiales revelaron que Alejandro habría participado en la compra y venta de droga en la zona, además de estar relacionado con el robo y desmantelamiento de autos y motocicletas. Por ello, no se descarta que el ataque haya sido un ajuste de cuentas entre grupos criminales rivales.
El cuerpo fue levantado y trasladado al Servicio Médico Forense en la ciudad de Puebla para la práctica de la necropsia correspondiente. Peritos también recolectaron indicios balísticos y revisarán imágenes de cámaras de seguridad ubicadas a pocos metros del lugar del asesinato, que podrían ayudar a identificar a los responsables.
El homicidio causó temor entre los habitantes, quienes temen que la violencia ligada al crimen organizado siga en aumento. Paralelamente, policías estatales realizaron patrullajes en Coronango y municipios cercanos como Cuautlancingo, donde se reportaron sujetos armados a bordo de un Jetta blanco posiblemente ligados con otros hechos violentos de la misma jornada.
Con la ejecución de “El Chatarrero”, queda en evidencia la disputa entre grupos armados que operan en la zona metropolitana de Puebla, utilizando armas de grueso calibre para imponer su ley a plena luz del día.
