Un hombre que presumiblemente no está en sus cabales, asesinó a su padre de 80 años de edad, corándole la garganta con un machete. Una vez muerto le cortó una oreja y los genitales. Este acto de barbarie ocurrió en la población de Xiloxochititan, en el municipio de Zautla.
En sus primeras declaraciones el parricida dijo a las autoridades que escucha voces, a veces cerca y a veces lejos, y que fueron esas voces las que le ordenaron cometer el crimen.
Un pequeño error del asesino dejó al descubierto el crimen. Todo habría pasado inadvertido para los vecinos y las autoridades si no fuera porque pidió a algunos vecinos que lo ayudaran a poner ropas limpias al difunto, y en ese momento las personas se percataron que el ancianito estaba degollado y que además había sido mutilado.

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Los hechos, según las primeras versiones extraoficiales, habrían ocurrido el pasado lunes por la mañana. Donde el hijo de 35 años de edad, mató a su padre con el cual vivía solo.
Una vez muerto el parricida mutiló el cuerpo, le cortó una oreja y los genitales. Sin que se haya dicho por qué, metió esas partes del cuerpo en un calcetín y desde entonces los anduvo cargando en su bolsa.
El hombre fue a Zautla, cabecera municipal, por la tarde de aquel día y le dijo a las autoridades que su padre había muerto por enfermedades propias de la edad y que requería apoyo para enterrarlo. Cabe señalar que Xiloxochititan, es una población muy pobre y apenas con unas cuantas casas asentadas en un cerro.
Por increíble que parezca, las autoridades municipales, sin verificar el dicho de este hombre le entregaron el certificado de defunción y hasta un féretro. En ningún momento acudieron a ver el cuerpo para comprobar si era verdad lo que el hombre decía.
Ya con el ataúd en la casa el hombre avisó a los vecinos que su padre había muerto y que los esperaba en el velorio. También fue a San Miguel a avisar a sus hermanos.
El hombre no quiso cambiar solo a su padre y este fue el error que cometió, porque pidió el favor a los vecinos y estos al quitar las sábanas que envolvían el cadáver se percataron que no había muerto de forma natural, sino que había sido asesinado.
En ese momento increparon al parricida y este salió huyendo al monte. Los vecinos informaron a los demás y salieron a buscarlo, como conocen perfectamente la zona, no tardaron mucho en localizarlo.
Lo llevaron de regreso y amarraron a un palo, después avisaron a la policía y estos a su vez a la policía ministerial. Éstos últimos llevaron a cabo el levantamiento del cadáver, y el detenido fue llevado ante el Ministerio Público.
Las autoridades analizan si pueden fincar responsabilidades a este hombre o si está mal de sus facultades mentales, y en este último caso sería inimputable, es decir que no se le podría hacer responsable.