Una cacería a plena carretera terminó en homicidio la noche del viernes en el municipio de Acajete. Gustavo M. Á., un joven de apenas 20 años, fue ejecutado luego de que hombres armados lo persiguieran, dispararan contra él y finalmente lo obligaran a volcar el vehículo en el que viajaba con su padre.
El ataque ocurrió en un tramo solitario de la carretera federal Amozoc–Tehuacán, a la altura del poblado de San Jerónimo Ocotitlán. Testimonios recabados en el lugar refieren que Gustavo y su padre circulaban a bordo de un Chevrolet verde, cuando un vehículo desconocido comenzó a seguirlos de cerca. Sin disminuir la velocidad, los agresores abrieron fuego, obligando a la víctima a maniobrar entre la carretera y una brecha de terracería.
La persecución terminó abruptamente cuando los atacantes les cerraron el paso. El joven perdió el control y volcó. Mientras el vehículo quedó destrozado a un costado de la carretera, Gustavo salió herido y vulnerable. Los sicarios aprovecharon el momento: descendieron, se aproximaron y le dispararon nuevamente hasta dejarlo sin vida. Su padre, herido, fue rescatado y trasladado por paramédicos al Hospital de Traumatología y Ortopedia del Sector Salud de la ciudad de Puebla.
Cuando las autoridades ingresaron al terreno donde ocurrió la agresión, hallaron un escenario claro de ataque directo: el cuerpo del joven yacía boca arriba sobre pasto, con múltiples impactos de arma de fuego en rostro, espalda e ingle. La zona fue acordonada y, tras la inspección, se localizaron tres casquillos percutidos: dos calibre 9 mm y uno calibre 5.56, este último característico de armas largas.
La oscuridad del sitio complicó los trabajos iniciales, pues no existen cámaras de vigilancia y el área es un tramo abierto rodeado de vegetación. Aun así, las diligencias se extendieron por varias horas, documentando el cuerpo, los indicios y el vehículo volcado que fue asegurado para su análisis posterior.
Gustavo fue identificado en el lugar por su hermana, quien llegó desconsolada al enterarse de la tragedia. El cadáver fue trasladado al Servicio Médico Forense de Tecamachalco para la necropsia correspondiente.
Aunque la información recabada hasta ahora apunta a un ataque deliberado y directo, el móvil permanece bajo investigación. Lo cierto es que el nivel de violencia y la forma de operar revelan un nuevo episodio del crimen armado que se desplaza impunemente por las carreteras de la región.