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Bestial escena de barbarie se vivió el domingo por la noche en el municipio de Zacapala, en la región de Tepexi de Rodríguez. Una turba de lugareños capturó a uno de seis ladrones, y lo torturaron por horas hasta que el hombre se quebró y murió.

La gente del pueblo, transformada en un grupo de salvajes sedientos de sangre, despojaron al probable delincuente de todas sus ropas de la cintura a los pies y lo exhibieron por las calles mostrando sus genitales, lo golpearon de forma salvaje, le colocaron un costal en la cabeza, lo colgaron de los brazos de un tubo de juegos infantiles, después siguieron ensañándose con él, le fueron prendiendo fuego a ciertas partes de su cuerpo, así hicieron que delatara a sus cómplices. Después de horas de suplicio el delincuente murió a manos de la delirante turba.

Estos hechos que por desgracia forman parte de la cotidianidad poblana de los últimos meses, según han indicado las personas que conforman las turbas, se debe a la incapacidad de las autoridades estatales y municipales para brindar seguridad a la ciudadanía e impartir justicia.

 

linchado

Foto vía @informaThet

 

Durante las últimas semanas prácticamente a diario se tiene conocimiento de la captura de algún delincuente al que la población enardecida amenaza con matar y quien en el mejor de los casos salva la vida a cambio de recibir una severa paliza. Este fenómeno no sólo ocurre en el interior del estado, sino en la propia capital poblana.

Fuentes extraoficiales indicaron que los violentos hechos de Zacapala, ocurrieron domingo alrededor de las 18:00 horas, cuando seis sujetos a bordo de un Pontiac, color blanco, con placas de circulación TZD-89-49 del estado de Puebla, llegaron a la comunidad haciéndose pasar por vendedores de cuadros y espejos.

De esta forma llegaron a robar a la tienda de un conocido hombre de aquella comunidad, de nombre Epigmenio, a quien sometieron junto con su esposa y cuñado, los tuvieron privados de la liberad hasta las 20:00 horas.

Pero los delincuentes fueron descubiertos, algunos de ellos escaparon en el Pontiac, otros en una camioneta Nissan, propiedad de su víctima, mientras que el sexto fue capturado por la gente, un grupo de al menos 200 personas se reunieron en el lugar.

El probable ladrón  fue llevado hasta la calle 5 de Mayo en la colonia Centro. La gente le quitó el pantalón y la ropa interior, hasta los zapatos, le colocaron un costal en la cabeza. No pararon de golpearlo, incluso escurría sangre del costal.

Fue colgado de las manos en un tubo de un juego infantil, así la turba continuó golpeándolo, ello ante las súplicas del ladrón de que lo perdonaran.

Los pobladores le exigían a gritos que delatara a sus cómplices, que diera sus nombres. El hombre soportó muchos golpes, pero comenzaron a quemarle partes del cuerpo. El hombre se retorció del dolor, hasta que no pudo y terminó dándoles la información a sus victimarios.

La gente lo golpeó hasta alrededor de la media noche. Se negaron a entablar diálogo con el representante de gobernación en Tepexi de Rodríguez, Domingo León Tamayo, tampoco consideraron el diálogo con el presidente municipal Alfonso Huesca Flores, ni siquiera con el párroco de la comunidad.

La gente estaba sedienta de sangre y eso es lo que obtuvieron. No dejaron de infligir dolor al probable delincuente hasta que éste dejó de respirar. Sólo entonces dejaron entrar a las autoridades policiales y ministeriales, éstas últimas realizaron el levantamiento del cadáver del presunto delincuente.

Acusan que los cómplices del supuesto ladrón se llevaron 60 mil pesos en efectivo, además de mercancía de la tienda de abarrotes y objetos de valor.

El hombre antes de morir dijo a los pobladores que se llamaba Emmanuel Hernández Carrasco, de aproximadamente 25 años de edad, quien era originario y vecino de Puebla, Puebla.

El cadáver fue trasladado al anfiteatro de Tepexi de Rodríguez, donde le efectuarán la necropsia de rigor. El Pontiac de los delincuentes fue localizado en calles de Zacapala, quedó a disposición del Ministerio Público como parte de los indicios del caso.

Desgraciadamente cada vez es más común ver este tipo de escenas de barbarie en Puebla, donde las autoridades han mostrado haber sido rebasadas por la delincuencia común y ser incapaces de satisfacer la demanda de seguridad que exigen los ciudadanos.