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¡Otro muerto en anexo! Ya van dos en menos de un mes en Puebla

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Otro hombre muerto dentro de un anexo en Puebla. Se trata del segundo caso en menos de un mes en la entidad, lo que vuelve a encender las alertas sobre estos centros que operan sin supervisión médica, legal o institucional. El más reciente ocurrió la noche del domingo, alrededor de las nueve, en un inmueble ubicado en la esquina de la 20 Oriente y 10 Norte, en el Barrio del Alto, ciudad de Puebla.

La víctima fue identificada como Roberto Javier G. S., de 49 años de edad, quien presuntamente participó en una riña dentro del anexo. Según declaró a las autoridades su familiar, Roberto quedó inconsciente tras recibir una brutal golpiza. Fue llevado con urgencia al hospital de la Cruz Roja —ubicado a unas cuantas cuadras— pero al llegar, los médicos confirmaron que ya no contaba con signos vitales.

La Fiscalía General del Estado acudió al nosocomio para llevar a cabo las diligencias del levantamiento del cadáver. Se abrió la carpeta de investigación correspondiente para determinar con precisión cómo ocurrieron los hechos y quiénes fueron los responsables.

Lo preocupante es que este es el segundo homicidio ocurrido dentro de un anexo en menos de un mes en Puebla. El primer caso se registró hace apenas unas semanas en Huauchinango, donde también un hombre perdió la vida de manera violenta dentro de uno de estos centros. En ese caso, la víctima también fue agredida físicamente y las investigaciones continúan para dar con los culpables.

Ambos casos exponen una problemática grave y creciente: los anexos en Puebla operan sin regulación clara, sin vigilancia sanitaria o profesional. Muchos de estos centros están dirigidos por personas sin formación médica o psicológica, conocidos como “padrinos”, quienes imponen sus propios métodos de tratamiento —muchas veces violentos— sin que haya una supervisión estatal que garantice la integridad de los internos.

El llamado urgente es a que las autoridades regulen este tipo de establecimientos. La búsqueda de rehabilitación no puede convertirse en una sentencia de muerte.