La violencia en Huejotzingo escala a niveles de terror. Un grupo armado en tres camionetas, cuyos integrantes portaban fusiles de asalto, persiguieron y acorralaron la tarde de este domingo a personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) que se dirigía a investigar la estela de sangre que dejó un cuádruple homicidio en un bautizo ocurrido la madrugada de este mismo día.
El valiente personal de la Coordinación General Especializada en Investigación de Homicidios Dolosos, que se encontraba en total desventaja, logró huir a toda velocidad de la emboscada gracias a la pericia del conductor, realizando peligrosas maniobras en campos de cultivo.
La unidad oficial de la FGE, tripulada por un Comandante de la Policía Ministerial del área de homicidios, dos Agentes del Ministerio Público y un Analista, se dirigía concretamente a la comunidad de San Luis Coyotzingo, en Huejotzingo, para realizar las diligencias del caso, entre ellas, el crucial análisis de cámaras de videovigilancia que habrían captado el artero ataque que convirtió una fiesta de bautizo en un pavoroso baño de sangre, cobrando la vida de cuatro personas.
Sin embargo, al acercarse a la zona caliente de la masacre, los funcionarios de la FGE fueron interceptados por un primer grupo de pistoleros a bordo de una camioneta Tundra, portando armas largas. Ante el riesgo inminente, el personal de la Fiscalía reaccionó de inmediato, dándose a la fuga. Pero la pesadilla no había hecho más que empezar.
Al maniobrar para evadir al primer grupo de hombres armados, se encontraron con un segundo comando a bordo de una camioneta Suburban de color negro, también armados con fusiles de alto poder. La situación se tornó crítica, obligando al Comandante y su equipo a escapar a toda velocidad a través de los campos de cultivo, tratando de evadir el fuego.
Durante esta peligrosa fuga a campo traviesa, la comitiva de la Fiscalía se topó con una tercera unidad con más hombres armados hasta los dientes: una camioneta Jeep Cherokee de color gris, con al menos seis sicarios más a bordo. Afortunadamente, y gracias a la oportuna reacción, el Comandante y todo su personal lograron evadir el riesgo y pedir apoyo a la brevedad. Refuerzos de seguridad se dirigen a la zona, organizando un estado de fuerza mayor para ingresar al poblado y concretar las indagatorias por la masacre. El mensaje de la delincuencia es claro: no quieren ojos de la Fiscalía en la zona.
