Francisco Sánchez González, secretario de Seguridad Pública en el Estado, anunció el cierre físico de seis accesos y salidas clandestinas en la autopista México-Veracruz, dentro del tramo que va de Río Frío a Esperanza, como parte de la estrategia para frenar el robo de camiones de carga y los asaltos a automovilistas particulares.
De acuerdo con el funcionario, los grupos criminales asaltan sobre la autopista y, cuando se despliegan operativos para cercarlos, escapan por brechas improvisadas que conectan con caminos vecinales fuera del peaje. Esos puntos ya fueron ubicados; ahí se abrirán zanjas profundas para impedir el paso de vehículos y negar rutas de huida.
La medida contará con apoyo del empresariado poblano, especialmente del sector transportista, que aportará maquinaria y materiales. Se buscará ejecutar los cierres sin afectar el tránsito legal ni los servicios de emergencia; las obras se coordinarán con la concesionaria y autoridades municipales.
El objetivo inmediato es reducir la ventana de impunidad que aprovechan los ladrones de tractocamiones, mercancía y unidades particulares. Al obligarlos a mantenerse en la carpeta asfáltica, se facilitará la reacción de patrullas estatales y federales, así como el seguimiento con tecnología de monitoreo carretero.
Transportistas han denunciado reiteradamente emboscadas rápidas, donde sujetos armados bloquean un carril, obligan a detenerse a la unidad y en minutos abandonan la autopista por accesos de terracería. Con las zanjas, esos escapes deberán cortarse; si intentan cruzar, quedarán varados.
El llamado a los conductores es reportar de inmediato movimientos sospechosos y evitar detenerse en zonas oscuras.
Se trata de un corredor carretero crítico para el abasto entre el centro del país y el Golfo; cámaras empresariales advierten que cada atraco encarece operación, pega a seguros y precios. De ahí la urgencia de cerrar fugas.