A través de un video que circula en redes sociales, César Eduardo G., alias «El Pelón», confesó su presunta participación en una red delictiva dedicada al robo de transporte de carga, horas antes de ser brutalmente asesinado. El video muestra a un grupo armado que lo interroga mientras está maniatado y con los ojos vendados, sentado sobre una colchoneta. Los hombres armados, con vestimenta táctica, portan las siglas del CJNG y del Grupo de Operaciones Especiales Mencho (GOEM).
Durante la grabación, César Eduardo admite trabajar bajo las órdenes de Agustín Groth, alias «Pilas», y detalla cómo la red se encargaba de robar camiones de carga para desmantelarlos y revender las piezas.
También reveló que contaban con protección de la Guardia Nacional a través de un contacto identificado como “El Rojo”, quien recibía sobornos regulares.
Horas después de su confesión forzada, César Eduardo fue asesinado. Su cuerpo fue desmembrado y abandonado en un Chevrolet Aveo incendiado frente al Complejo Metropolitano de Seguridad Pública (C5i) en Cuautlancingo. Parte de su cuerpo, incluida la cabeza, fue colocada en una hielera junto con un mensaje amenazante, alertando que esto sucederá a quienes colaboren con el crimen organizado.
El secuestro de César Eduardo ocurrió la madrugada del domingo 8 de septiembre afuera del bar «Mochomos», en la exclusiva zona de Angelópolis, donde discutía con su pareja, una trabajadora del Poder Judicial. Cinco hombres armados lo levantaron a la fuerza, robando además la camioneta de su novia.
El empresario, originario de Coatzacoalcos, Veracruz, era conocido en Puebla por su participación en la compra-venta de autopartes y tráileres.
Según fuentes federales, Garrido mantenía nexos con otros personajes criminales, como Alexis “El Jaguar”, asesinado en julio junto con su escolta en el casino Big Bola de Lomas de Angelópolis, y Vielka Pulido, una influencer que murió junto a su pareja, Joel Abraham, en abril de este año.
Las autoridades continúan investigando el caso, mientras el video y las revelaciones de César Eduardo avivan los rumores sobre la protección policial que reciben los grupos criminales en la región.