Una mujer indígena de 21 años de edad perdió a su hija recién nacida luego de que un hospital de Puebla le negara la atención porque no contaba con ginecólogos ni pediatras, ni tampoco con insumos básicos como gasolina para trasladarla en ambulancia a otro centro médico.
Además de la pérdida de la bebé por una cadena de negligencias, médicos de otro hospital en Hidalgo le colocaron un método anticonceptivo sin su consentimiento plenamente informado.
Una praxis violatoria de derechos humanos que no es un caso aislado en México: solo en 2016, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) documentó otros cinco casos en los que se implantó un Dispositivo Intrauterino (DIU) a mujeres indígenas sin su permiso.
Mientras que las negligencias médicas durante las labores de parto son mucho más reiterativas: según documentó en un informe el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), en 18 meses –de 2014 a junio de 2015- 266 mujeres denunciaron que fueron objeto de violencia obstétrica en hospitales estatales, principalmente en el estado de Guerrero (144, el 48%), Morelos (54) y la Ciudad de México (18).
La policía también negó el apoyo
En el caso más reciente de violencia obstétrica documentado por la CNDH en un informe que puedes leer aquí, Martha –cuya verdadera identidad queda protegida- acudió de urgencia a las 21 horas de la noche del 6 de septiembre al Hospital Integral de Pahuatlán de Valle, en el estado de Puebla, ya que su bebé de 31 semanas “estaba por nacer”.
En la entrada del centro médico, que depende de la Secretaría de Salud poblana, un servidor público la recibe, pero de inmediato le comunica que tendrá que ser trasladada a otro hospital, ya que en ese centro no cuentan con “ginecólogo, anestesiólogo ni pediatra”.
El empleado del hospital de Pahuatlán pide entonces una ambulancia para trasladar de emergencia a Martha al Hospital General de Huauchinango, en el estado vecino de Hidalgo.
Sin embargo, el traslado no se realiza porque la ambulancia “no tenía gasolina ni había chofer”.
Ante la emergencia –Martha ya estaba prácticamente de parto, perdiendo “mucho líquido, rompiéndose la fuente”-, el empleado pide ayuda por teléfono a la comandancia de policía de Pahuatlán para trasladar a la joven indígena. Pero los uniformados también niegan el apoyo argumentando que “no hay personal disponible”.
Los familiares de Martha deciden entonces llevarla por sus propios medios al Hospital General de Huauchinango, al que llegan en la madrugada del 7 de septiembre.
Una vez allí, y luego de horas de no ser atendida en el hospital poblano, comienza la segunda parte de la odisea de Martha.
La bebé se asfixió durante más de 8 horas
En el Hospital de Huauchinango, el personal médico atiende a Martha a las 02.00 horas de la noche. Sin embargo, la CNDH documentó que hasta las 8.57 horas de la mañana no fue atendida de nuevo, “por lo que mediaron aproximadamente más de seis horas sin tener conocimiento del estado” de Martha y su bebé, “lo que desencadenó una inadecuada vigilancia del binomio madre-hijo”, produciendo complicaciones perinatales que pusieron en peligro la vida de la bebé.
Además, a las 2.08 horas se solicitó un ultrasonido del feto, para ver en qué situación se encontraba. Sin embargo, dicho estudio no se realizó hasta las 10 horas de la mañana; es decir, 8 horas después de que se ordenó.
Dicho estudio reflejaba que la bebé llevaba ocho horas sufriendo ‘oligohidramnios severo’, que dio como resultado una “disminución importante del líquido amniótico” y comprensión del cordón umbilical, lo que puso seriamente en riesgo la vida del feto.
O en otras palabras: la bebé se estaba asfixiando.
En este punto, el personal médico de la CNDH que documentó el caso, concluye que los médicos que atendieron a Martha “debieron realizar de manera urgente” un parto vía cesárea para salvar la vida de su hija.
Sin embargo, a pesar de que desde las 10 de la mañana los médicos sabían que la bebé presentaba “sufrimiento fetal”, éstos no realizan la cesárea hasta las 12.30 horas, dos horas y media después.
A las 13.25 horas, nace la niña. Pero poco después, a las 14.55 horas, muere. Según el reporte médico, el fallecimiento se produce por “asfixia perinatal severa” y “síndrome Dismórfico”.
Según concluye la CNDH, el fallecimiento se pudo haber evitado si los médicos del Hospital General Huauchinango hubieran vigilado y atendido a tiempo a Martha y a su hija.
“No saldrás del hospital hasta que te pongan el DIU”
Pero las negligencias no terminan aquí.
Tras el parto, personal médico del hospital deja por escrito que Martha aceptaba la colocación de un Dispositivo Intrauterino (DIU), como método anticonceptivo.
No obstante, la CNDH documentó que “no existe constancia” de que Martha, quien no habla bien español según relataron sus familiares, autorizara “de manera debidamente informada” la implantación de este método anticonceptivo, a pesar de la cual, le fue colocado por el personal médico del hospital.
Incluso, Martha denunció a la CNDH que una doctora le dijo que “no saldría de ahí hasta que le pusieran el DIU”.
Por todo lo anterior, la CNDH emitió la recomendación 58/2016, que puedes leer aquí, dirigida a los gobernadores de Puebla e Hidalgo, Rafael Moreno Valle y Omar Fayad, respectivamente, por violaciones a os derechos a la salud y al consentimiento informado en servicios de anticoncepción.
En la recomendación, la CNDH pide al mandatario poblano que provea al Hospital Integral de Pahuatlán de Valle de especialistas en ginecología, obstetricia y pediatría, “y contar con el servicio de ambulancia y de un operador de vehículos que esté disponible todo el año”.
Mientras que al gobernador de Hidalgo le recomendó reparar el daño a Martha con atención médica y psicológica, e iniciar una investigación ministerial contra tres médicos del Hospital Huauchinango que atendieron a la mujer indígena.
Fuente: http://www.animalpolitico.com/2017/01/indigena-bebe-negligencia-anticonceptivo/