Odilón Larios Nava / @odylarios

Se prenden los focos rojos en el anfiteatro de la ciudad de Puebla. Personal del Servicio Médico Forense (SEMEFO), dependiente del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJ), alerta que por órdenes de la directora Elia Cristina Quiterio los trámites burocráticos – llenado de hojas y más hojas – se han triplicado, por lo que las necropsias serán más tardadas, y por lo tanto el proceso para entregar los cadáveres a los deudos mucho más tardados de lo que ya son actualmente.
A lo anterior hay que sumarle el hecho de que el SEMEFO tiene un déficit de personal y exceso de trabajo, pues el número de personas muertas que ingresan es muy elevado en comparación con lo que tenían hace apenas un lustro. Por otra parte, la falta de instalaciones adecuadas, donde las planchas para realizar las necropsias no son las suficientes, ni están perfectamente equipadas, y donde incluso se carece de un área de refrigeradores que permita mantener todos los cuerpos que se quedan en calidad de desconocidos.
A todo eso ahora el personal debe sumarle los trámites excesivos ordenados por la directora del SEMEFO. En promedio un cuerpo se entrega dos días después de haber ingresado al anfiteatro, ahora con los engorrosos trámites burocráticos y la excesiva documentación, la entrega de los cuerpos podría irse hasta tres o cuatro días, con el riesgo de que las necropsias se vayan rezagando aún más.
Esto sin duda ha caído mal entre los verdaderos expertos en ciencia forense, pues en entrevista, de manera anónima, han informado que en los diferentes cursos que han recibido, las empresas capacitadoras internacionales, lo que intentan hacer es simplificar los trámites, y tal parece que la directora desconoce dichas recomendaciones, o simplemente le gusta ir contra corriente.
Anteriormente realizaban seis hojas de dictámenes, pero actualmente les obligan a realizar 16, además de 18 hojas de llenado por cada necropsia, lo que implica que pasen más tiempo llenando “formatitos” que realizando propiamente las necropsias.
Por todo este exceso de trabajo innecesario, la directora ahora ha ordenado que el personal del anfiteatro no salga a comer, incluso ha ordenado al vigilante cerrar las puertas, lo cual no solo vulnera sus derechos, sino que además los pone en riesgo en caso de alguna contingencia.
Incluso ha ordenado cerrar la puerta de entrada de los cadáveres, lo que ocasiona que el olor de los cuerpos en descomposición se encierre en las instalaciones, sin tener la ventilación que permitía la puerta abierta.