La Secretaría de Relaciones Exteriores de México destacó ayer que, de acuerdo con información preliminar que brindó el Consulado General de México en San Antonio, Texas, 25 de las 39 personas que fueron abandonadas al interior de la caja de un tráiler son de nacionalidad mexicana.
La Cancillería mexicana detalló también que de las 10 personas que fallecieron, y con base en entrevistas realizadas por personal del consulado y del contacto con autoridades locales, se informa que cuatro de ellas son de nacionalidad mexicana.
En tanto, 29 personas se encuentran hospitalizadas. De ellas, 21 son mexicanas, dos son de terceros países y de seis no se ha confirmado su nacionalidad.
El gobierno de Estados Unidos lamentó la muerte de los diez indocumentados, y a través de la cuenta de Twitter de su embajada en México señaló que los migrantes pagaron el precio máximo con su vida por cruzar la frontera.
De acuerdo con el presidente municipal de Calvillo, Aguascalientes, Adán Valdivia López, tres indocumentados que viajaban en el tráiler son originarios de esa localidad.
“Nos hemos reunido con los familiares de las personas que lamentablemente tuvieron este hecho tan complicado, ellos nos comentan que son prácticamente tres chavos los que están dentro de esta mala experiencia; uno de ellos que no se sabe su paradero, dos más que están hospitalizados, no sabemos exactamente cuál sea la situación de salud que tengan”.
El edil informó que se contactó con la representación del Consulado de San Antonio, a la que dieron los nombres de los migrantes que viajaban en el tráiler para que puedan ser ubicados.
Los calvillenses responden a los nombres de Gustavo Adolfo Romo, quien se encuentra desaparecido, Mario Alberto Ramírez Méndez y Jonhy Serna Esqueda, tío y sobrino respectivamente quienes se encuentran hospitalizados, uno de ellos en estado delicado.
Jonhy, que es menor de edad, decidió buscar el “sueño americano” junto con su tío sin imaginar lo que ocurría. Su madre, María Guadalupe Ramírez, dijo que “fue la primera vez que se iba a ir, iba muy ilusionado, pero pues Dios lo decidió”.
El joven trabajaba como ayudante de albañilería al igual que su tío, quien en una ocasión ya había cruzado la frontera. Su madre indicó que lo único que quería era ver que su hijo alcanzara sus sueños y le dio más confianza, porque el viaje lo emprendería con su hermano.
María Guadalupe teme que las autoridades no les permitan ver a sus familiares por ser indocumentados, por lo que pide que se toquen el corazón.
Fuente: Excelsior.com.mx