“Mi papá estaba hecho cachos”, narró Kevin Alexis con la voz quebrada y los ojos vidriosos conteniendo las lágrimas, es el único trabajador externo que sobrevivió a la explosión en las instalaciones de la Fiscalía General de la República Puebla (FGR). Los familiares de los dos fallecidos exigen justicia y un trato humano por parte de las autoridades federales, y, que la delegada Elizabet Ibarra Salart y todos los que estuvieron en el lugar de la explosión se responsabilicen porque “se quieren lavar las manos” y evitar responsabilidades, enfatizaron.

Los familiares de los dos occisos sufrieron el trato frío y déspota de la delegación que encabeza Ibarra Salart, que mostró toda su falta de empatía en este caso tan sensible. Habían pasado 15 horas después de la explosión y los cuerpos seguían tirados tal y como quedaron después del estallido del carro tanque, informaron los familiares que estaban tristes y muy molestos. La FGR había indicado en un comunicado que ellos se harían cargo de los peritajes.

Eran la una de la tarde de este viernes (la explosión ocurrió el jueves alrededor de 19:50 horas) y nadie del equipo de la delegada Elizabeth Ibarra había tenido el tacto de recibir a los deudos y darles el pésame además de alguna breve explicación de lo ocurrido, por lo menos aclarar por qué razón los cuerpos seguían tirados dentro de las instalaciones.

Fue después de que los familiares comenzaron a hablar con medios de comunicación que finalmente alguien los llamó para darles los primeros informes. Lo primero que les dijeron es que esperaran hasta las cinco de la tarde (del viernes) para que les dieran información.

Sin embrago, Kevin Alexis, de 18 años de edad, vivió en carne propia la explosión. Indicó que él, y su papá Martiniano Díaz Huerta, de 49 años de edad, y otro trabajador de nombre Juan de 45 años, son empleados de un corralón; su padre era conductor de grúa.

Indicaron que la FGR solicitó trasladar contenedores a sus instalaciones en la lateral de la Recta a Cholula y los llevó a ellos para que destruyeran contenedores y mangueras (es decir material probatorio que había servido en algunas investigaciones). El joven precisa que habían hecho la destrucción de una cisterna cuadrada y después los empleados de la FGR les indicaron cómo debían cortar una pipa.

“Cortamos el primer tanque que era una cisterna cuadrada, nos indicaron cómo cortar el otro tanque. Había personas de la FGR encargadas, estaba una perito en fotografía, elementos de la FGR, elementos que se encargan de ver la destrucción” precisó.

Luego narró la parte más triste de la entrevista: “Mi papá comenzó a cortar el tanque, yo estaba al lado de él… y de repente solo escuché que algo tronó, y yo me di la vuelta. Sentí que me ensordecí, y yo empecé a gritarle a mi papá por todos lados, pero… ya no me contestó”.

Los trabajadores de FGR no sabían qué hacer ni como actuar, narró Kevin Alexis, quien dijo que solo acordonaron el lugar. Aseguró que el personal de la Fiscalía ni siquiera le pudo dar información a los bomberos a cerca de la hora a la que entraron los trabajadores externos.

El joven exige: “Que alguien se haga responsable allá dentro, porque ya comenzaron a decir que nosotros no teníamos un certificado para poder hacer la destrucción, pero ellos nos llamaron. Se quieren deslindar, lavar las manos, la delegada y todos los que estuvieron allá adentro. Los oficiales no le pudieron dar datos a los bomberos, hicieron como si nos hubiéramos metido a la fuerza”.

Los tres trabajadores externos estaban laborando para un corralón ubicado al sur de la ciudad de Puebla, en la 125 Oriente y la 4 Sur, en la colonia Buenos Aires. Karen hija de Martiniano, señaló que por la mañana del jueves los trabajadores transportaron los bidones y después por la tarde fueron enviados a destruir los contenedores.

El levantamiento de los cuerpos (uno de ellos destrozado por la explosión) culminó por la tarde de este viernes, fueron trasladados al anfiteatro de la ciudad de Puebla. Aunque las familias de los occisos estaban en el exterior, oficialmente fueron transportados al anfiteatro en calidad de desconocidos.

LA EXPLOSIÓN

Minutos antes de las ocho de la noche del jueves los trabajadores cortaban con un soplete un carrotanque con residuos de combustible, no tenían las medidas de seguridad necesarias, y eso provocó que una chispa alcanzara el gas acumulado en el interior del contenedor y se diera la explosión, que dejó dos muertos y tres lesionados, además de daños materiales.

SE QUEJA PERSONAL DE LA FGR

Como se informó en la edición anterior, personal de la FGR se comunicó con este diario para indicar que fue la delegada Elizabet Ibarra Salart quien ordenó que los contenedores fueran llevados a las instalaciones para ser destruidos allí y no en los corralones como se veía haciendo tradicionalmente.

Aseguran que se le indicaron los riesgos que se corrían, sin embargo, se minimizaron los peligros y lamentablemente ocurrió la desgracia. El personal aseguró que la delegada es déspota con todo el personal, excepto sus allegados, por lo que no acepta sugerencias ni recomendaciones.

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