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CUITLATLÁN

Fermín Alejandro García

En los últimos tres meses han sido saqueados 32 puestos de periódicos en la ciudad de Puebla. Algunos de ellos hasta en dos ocasiones en la misma semana. Lo sorprendente es que han ocurrido en las zonas más vigiladas de la capital, donde hay cámaras de video del Centro de Emergencia y Respuesta Inmediata (CERI), y en un caso de manera sorprendente los ladrones tardaron más de dos horas en abrir el módulo metálico en donde perpetraron el hurto y el lugar está tan solo a media calle del Palacio Municipal.

Dichos hurtos solo pueden ocurrir por un factor primordial: por la colusión de la Policía Municipal con la banda o los grupos que han encontrado rentable robar los puestos de periódicos con mayor volumen de mercancía.

No se puede explicar de otra manera que en las áreas de la capital en donde hay más patrullas de la Policía y cámaras de videovigilancia se perpetren estos robos, y que ocurran en la madrugada, cuando es fácil detectar a personas realizando actividades atípicas en la vía pública.

O la otra posibilidad es que estos robos son una muestra de que no funciona el CERI y de nada sirve que Puebla se ostente como la segunda ciudad del país con más videovigilancia. Parecería que dicho sistema es solamente un montaje propagandístico para aparentar que cuida la integridad de la ciudadanía que deambula por las calles de la Angelópolis.

Esta ola de robo tiene que ser un llamado de atención para Luis Banck Serrato, quien tiene que entender que la función primordial de un alcalde es garantizar el buen funcionamiento de los servicios públicos de su municipio. En el caso de la capital, la Policía Municipal no está a la altura de los problemas de inseguridad, siendo esa la razón por la cual en los últimos días se han incrementado los casos de vecinos de diferentes partes de la ciudad deteniendo a presuntos delincuentes, a quienes prefieren apalear antes que llamar a las fuerzas de seguridad pública.

Luis Banck parece estar más preocupado en viajar a Honduras –en un periplo del que no se sabe qué beneficios generará a la capital–, en inaugurar ofrendas y encabezar carreras atléticas que en resolver dos problemas urgentes de Puebla: el clima creciente de inseguridad y el pésimo estado de las calles, llenas de baches como pocas veces en la historia de esta ciudad.

También tendría que ser un llamado de atención para la Fiscalía General del Estado (FGE), ya que de los 32 robos a puestos de periódicos, solamente cuatro afectados han presentado denuncia ante el Ministerio Público, ya que el resto consideran que acudir ante la FGE es perder el tiempo, pues ahora para reportar un ilícito hay que destinar todo un día y si no se tiene suerte, eso puede demorar dos o tres días. Aparte todo mundo sabe que son pocos los delitos que la autoridad se pone a investigar.
Ya saben dónde está la mercancía

Por lo menos en los dos sexenios anteriores no había existido una ola de robos contra puestos de periódicos tal como ahora ocurre, que en promedio significa que cada semana se cometen entre dos y tres hurtos.

Los ladrones han sabido seleccionar los puestos más rentables, ya que el monto de los robos es de entre 30 mil y 50 mil pesos. Atracan los establecimientos que tienen mayor surtido de revistas de alto precio, colecciones de libros y de artefactos para armar, así como paquetes de cigarros.

Dos de los casos más sorprendentes ocurrieron de la siguiente manera:

En el puesto que se ubica en la Calle 5 de Mayo, a media cuadra del pasaje del ayuntamiento, frene a la tienda Woolworth, dos tipos vestidos de gorra tardaron dos horas en abrir el módulo metálico de ventas.

Un video de seguridad de una tienda muestra el tiempo que se tardaron y que estaban ahí con un diablito para llevarse la mercancía sustraída. A los ladrones nunca se les ve preocupados por cuidar que se acerque una patrulla, lo cual hace suponer que sabían de antemano que no serían “molestados” por las fuerzas de seguridad pública.

Se supone que esa parte del Centro Histórico es una de las zonas más vigiladas de la ciudad. Por lo menos en la calle lateral al puesto de periódicos siempre están estacionadas dos o tres patrullas.

¿Por qué ese día no se aparecieron los uniformados durante el robo?, es algo que el ayuntamiento de Puebla tendría que investigar urgentemente, si es que al gobierno de la capital le interesa frenar el crecimiento de los índices delictivos.

Otro caso grave es un puesto que se ubica en una esquina del edificio Carolino de la UAP, que también es una de las áreas supuestamente con más presencia policiaca y con muchas cámaras.

El propietario encontró que le habían abierto su caseta metálica y se habían robado la mayor parte de su mercancía, por lo que arregló los candados y cerraduras que fueron violadas. Su agravio creció al otro día, cuando al llegar descubrió que los ladrones regresaron por lo que no se acabaron de llevar en la ocasión anterior, es decir 24 horas antes. Ahora el voceador está quebrado porque ya lo dejaron sin nada.

Lo más patético es que un grupo de voceadores ya descubrió que la mercancía robada ahora se vende en un mercado del rumbo de la Capu.

Mejor ellos pudieron seguir el rastro.

En cambio la Policía no sabe nada o finge no saber nada.

 

Fuente: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/11/07/roban-32-puestos-periodicos-la-policia-pareceria-estar-coludida/