Un avión Canadair que estaba colaborando en el combate al fuego que arrasa desde el sábado el centro de Portugal se ha estrellado hoy en Ouzenda, una zona próxima a Pedrógão Grande, a donde ya se han desplazado dos ambulancias y un helicóptero del Instituto Nacional de Emergencia Médica. De momento, no se ha dado información sobre las posibles víctimas.

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Medios portugueses han asegurado que se trata de un aparato español. Sin embargo, la agencia Efe ha rechazado esta información, asegurando que el avión es portugués. La confusión es altísima, pues según la Autoridad Nacional de Protección Civil portuguesa no se trata de ninguno de los dos aparatos contratados por Portugal.

El Ejército del Aire, desde su cuenta de Twitter, ha confirmado que el avión siniestrado no pertenece al 43Grupo, el equipo español dependiente de la UME destinado a la extinción de incendios forestales.

La agencia de noticias AFP asegura que España había enviado seis aviones de este tipo, Francia, tres, e Italia había mandado dos.

Este siniestro complica aún más las labores de extinción de devastador incendio que afecta a la zona y que hoy se ha extendido al norte, al término municipal de Góis, donde se vive una situación «preocupante» que ha obligado a la evacuación de más de 20 aldeas.

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El suceso se produce en un momento de máxima tensión en el país vecino. Pues las críticas a la gestión del primer ministro luso, António Costa, parecen crecer al mismo ritmo que el imparable incendio de Pedrógão Grande. Activo desde el pasado sábado, ha acabado con la vida de al menos 64 personas -de las cuales medio centenar perecieron calcinadas al encontrarse rodeadas por las llamas en la carretera nacional 236- y dejado más de 160 heridos, varios de los cuales se encuentran en estado grave.

La Guardia Nacional Republicana (GNR), instituto armado del país vecino, ha sido especialmente criticada al surgir testimonios de varios supervivientes que aseguran que gendarmes lusos les desviaron hacia la llamada «carretera de la muerte», asegurando que se encontraba libre cuando en realidad estaba en el centro de la deflagración. Otros muchos han descrito momentos de agonía, esperando que las autoridades les indicaran si debían refugiarse en sus casas o evacuar la zona. Para muchos, escoger entre una opción y otra supuso determinar si sobrevivían o perecían en el incendio.

Fuente: ElMundo.es