Odilón Larios Nava / @odylarios

La búsqueda del sueño americano costó la vida a un hombre de nacionalidad hondureña; el tren lo partió en tres al pasarle encima, esto ocurrió a la altura de la Calzada Zaragoza, en la ciudad de Puebla.
Dagoberto, de 30 años, el hombre que murió de esta trágica forma, salió once días antes de su natal Comayagua, en Honduras, acompañado de un amigo, en la primera estación del tren se encontraron con otros tres de sus connacionales.
Ninguno de ellos pagó pollero, pues no tenían el dinero. Todos ellos solo tenían unas cuantas lempiras – moneda oficial en Honduras – en las bolsas de su pantalón. Pero el sueño de aspirar a un mejor trabajo y a mejores ingresos, para salir de la pobreza, los orilló a tomar todos los riesgos y emprender el recorrido hacia el norte del continente.
Por once días viajaron en el lomo del ferrocarril, atravesaron Guatemala, y ya habían recorrido los estados de Chiapas y Veracruz. De Veracruz salieron este viernes al rededor de la 04:00 horas. Al rededor de las 11:00 horas llegaron a Puebla a inmediaciones de la avenida Tecnológico, en la Ciénega.
Ahí se detuvo el tren y los cinco compañeros de viaje descendieron para pedir unas monedas, agua y algo de comer, aprovechando los minutos que el tren estaba en alto total, así llegaron hasta la Calzada Zaragoza.
Ahí el tren comenzó a avanzar y Dagoberto, como era el más lento de los cinco, era a quien concedían que trepara primero, para evitar que tomara el tren cuando éste había cogido velocidad.

Pero esta vez Dagoberto no pudo agarrarse correctamente, el tren lo arrastró y le hizo caer entre las vías, le pasó por encima y lo partió en tres. La muerte fue brutal, instantánea, y lo peor de todo frente a la vista de sus compañeros de viaje, quienes quedaron atónitos, y no después no pudieron contener el llanto, comprendieron que pudo ser cualquiera de ellos.
Una vez que personal de Peritos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM), con apoyo de Atención a Víctimas del Delito de la Fiscalía General del Estado, realizaron el levantamiento del cadáver, los cuatro amigos y paisanos de Dagoberto, se hincaron formando un semicírculo, se les unió una buena samaritana, que aunque muy pobre dijo tener un lugar para que los migrantes pasaran la noche y les ofreció alimentos.
Uno de ellos llevaba un libro de oraciones y otro un rosario colgado al cuello. Rezaron, después colocaron el libro de oraciones y el rosario junto a la veladora y a las piedras ensangrentadas que quedaron al lugar.
Los migrantes amigos del occiso, indicaron no saber más del difunto que su nombre, Dagoberto, de 30 años, quien no era casado ni tenía hijos.
Uno de sus amigos indicó: “Él era el más lento de todos, por eso le dejábamos que subiera primero antes de que el tren tomara velocidad”. Después entre lágrimas dijo: “Pero hoy estaba desvelado, por eso no pudo reaccionar bien”.
Es hombre indocumentado indicó que no han sido violentados en México, que la gente los ha tratado bien, que les han dado monedas y alimentos para seguir su camino. En la zona de mercado Zaragoza no fue la excepción, además de la buena samaritana, también hubo otras personas que les ofrecieron un teléfono para llamar a sus familias, agua, alimentos y hasta algunas monedas. A la pregunta, ¿Seguirán adelante?, respondieron, aún no sabemos lo que vamos a hacer, los cuatro tenían lágrimas en sus ojos.