Odilón Larios Nava / @odylarios

Tras conocerse que el móvil del homicidio de la niña Mayra y su madre Isabel, fue probablemente la pugna por unos terrenos de cultivo de caña de azúcar, que Mayra heredó de su padre, los principales sospechosos del crimen son la abuela paterna de Mayra y su primo, un adolescente de 14 años. La abuela y el adolescente se encuentran prófugos de la justicia, por lo que la exigencia ciudadana es que quien tenga conocimiento de su paradero de inmediato lo informen a las autoridades para que se pueda hacer justicia en este atroz crimen.
El pasado jueves por la tarde fueron cateados dos de los domicilios de la familia política de Isabel, en concreto las casas de su suegra de nombre Bertha J. Hasta el cierre de esta edición periodística la Fiscalía General del Estado (FGE) no había proporcionado información acerca de los resultados de los cateos, pero se presume que encontraron indicios importantes que pueden ayudar a esclarecer el caso.
Durante los cateos del jueves, que culminaron por la madrugada del viernes, el personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) no encontró a nadie en esos domicilios por lo que no hubo personas detenidas. Por lo anterior quedó desmentida la versión de que la abuela había sido detenida, esta mujer sigue prófuga.
Ahora se sabe que Mayra Díaz Vázquez, de 9 años, y su madre María Isabel Vázquez Flores vivían solas porque el padre y esposo murió hace unos años. Presumiblemente Mayra era la heredera de ciertas parcelas dedicadas a la siembra de caña de azúcar, pero eso había desatado la ira de su familia de línea paterna.
Se presume que esa habría sido la motivación que tuvieron sus familiares para arrebatarles la vida a madre e hija, cuyos cuerpos fueron encontrados el lunes por la mañana en los cañaverales de Escape de Lagunillas.
Es importante mencionar que el cuerpo de la niña presentó 13 impactos de bala, al menos cinco de ellos en la cabeza y algunos en sus manos, en señal de que la niña intentó luchar por su vida. Mientras que su mamá tenía un impacto de bala en la cabeza. Aunque inicialmente se indicó que la niña mostraba huellas de violencia sexual, la necrocirugía confirmó que no hubo violación ni en ella ni en su mamá.