El cadáver encontrado el domingo en una barranca de San Sebastián Villanueva, en Acatzingo, presentaba dos impactos de arma de fuego, uno de ellos en la cabeza y otro en el pecho. El cuerpo comenzaba a descomponerse y se encontraba envuelto en un sarape.

Fueron lugareños quienes localizaron el cadáver y dieron parte a las autoridades. Policías municipales confirmaron el hallazgo y resguardaron el cadáver, para posteriormente solicitar la intervención de las autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE).

El occiso es de entre 30 a 35 años de edad, pelo corto de color negro, complexión robusta, de tez morena, estatura media. Vestía pantalón de mezclilla de color azul, tenis imitación de la marca Puma, de color negro con la suela blanca, playera de manga corta de color azul y un suéter de color beige. Resaltaba que en el cuello llevaba colgado un rosario de madera de color café.

El hombre no cuenta con tatuajes, ni alguna cicatriz particular. Lo único que podría ser muy marcado en sus características es su dentadura. Tenía apiñamiento dental (coloquialmente, tenía dientes encimados y chuecos).

El cadáver ya presentaba descomposición, por lo que se presume que el hombre llevaba muerto algunos días. Estaba cubierto con un sarape tradicional. Tras el levantamiento del cuerpo se confirmó que el hombre fue privado de la vida con impactos de arma de fuego.

Presentaba un balazo en la cabeza, la bala cruzó de oreja a oreja (es decir tuvo orificio de entrada y de salida) también tenía un balazo en el pecho, el cual también entró y salió. Se desconoce el calibre utilizado para ultimar a este varón.

El cadáver de este hombre de aproximadamente 30 a 35 años de edad, se encuentra en calidad de desconocido número 2 en el anfiteatro de Tepeaca, en donde se espera que sus deudos acudan a identificarlo.

Hasta el cierre de esta edición periodística no se conocía el móvil de este crimen ocurrido en Acatzingo, municipio que desde hace algunos años es considerado como un foco rojo en la entidad.